jueves, 20 de septiembre de 2018

Me llevé el frío

Algún día escucharemos los murmullos del viento y todo tendrá sentido.
Pronto tendremos nociones de que, arriba de nosotros, ocurren discusiones que nos son ajenas y  al fin entenderemos el por qué de las cosas.

Lindavista, 4-02-2016

Podemos suponer por qué Frío parecía siempre estar triste sin lugar aparente a dónde ir. Cuando se juntaban para platicar, Calor y Lluvia se burlaban de él pues siempre le veían solo. Nunca se detuvieron a pensar cómo era: ¿Qué se sentía ser el Frío?
Durante su charla, sucedió que Calor expresó su molestia cada vez que veía cómo cambiaba el comportamiento de la gente cuando Frío llegaba. ¡Siempre parece que todos pierden el buen humor y se vuelven muy callados sin hacer gran cosa! Pues, a saber, cuando Calor está presente, los niños salen a jugar a que son piratas; corren como caballos y brincan como canguros. ¡Todos son felices cuando Calor está aquí! Pero, si llega Frío, los niños se cubren con sus abrigos y vuelven a sus casas.
"¡Frío nos arruina la felicidad!" -gritó Calor dirigiéndose a Lluvia.
"Algo muy parecido me pasa a mí" -le dijo Lluvia mirándole en complicidad- a veces, cuando tú estás muy cansado y los niños también se están agotando, me gusta venir y refrescarlos con un chubasco. Así seguirán jugando sin perder energías y ahora, los piratas pueden navegar sobre los enormes charcos donde también, quienes corren como caballos y saltan como canguros, pueden ir a disfrutar. 

El gran inconveniente es que, casi siempre que vengo, Frío está junto a mí. Yo no lo invito y suele quedarse aún después de que me voy. Quisiera que tú, Calor, regresaras para que los niños siguieran jugando. Parece que no se llevan muy bien. Una vez, Noche me platicó que Frío también aparece con ella y siempre se queda unos momentos a pesar de que Día ya apareció. Frío siempre quiere estar en todos lados cuando nadie le ha pedido que venga. ¡Es como si sólo le gustara molestarnos!

Tanto tiempo estuvieron platicando Calor y Lluvia que apareció Noche acercándose para enterarse de las nuevas.
- ¿Qué pasa aquí, amigos? Parece que los encuentro muy entusiasmados -dijo con esa voz que adormece.
- Platicamos de lo molesto que es Frío y cuánto nos evita las diversiones - Calor y Lluvia al unísono.
- ¿Ah, sí? Pero, ¿es que nunca han hablado con él? -un poco desconcertada-. Él piensa que ustedes son sus grandes amigos. Todo el tiempo me dice cuánto les aprecia y que siempre se queda solo cuidando que la gente no se olvide de ustedes.
- ¿Qué no se olviden de nosotros? -asombrados Calor y Lluvia a un tiempo.
- Sí -continuó Noche- una vez, Frío me confió que por ello se presenta sin avisar. Según él, cuando hace mucho, mucho frío, todos te extrañan, Calor. Los niños que jugaban a ser piratas se ponen sus abrigos y corren a casa para abrazar a sus madres, reencontrándose con el calor que habían olvidado buscando tesoros o cabalgando y brincando. De la misma forma, cuando Lluvia se va y los niños se quedan temblando, rápido se secan para no enfermarse. Frío así evita que olviden cuidarse.
Calor y Lluvia se sintieron muy mal por haber pensado mal de Frío. Así que decidieron esperarlo juntos para demostrarles su amistad.

Poco después, cuando Frío llegó con la señal de la penumbra, se alegró de ver a todos reunidos.
Calor y Lluvia confesaron que no sabían lo que Noche les había confiado momentos antes y se disculparon por su comportamiento.
Frío les dijo que muchas veces los veía jugar y, cuando todos se iban, también notaba que los niños seguían haciendo exploraciones; aunque ya no como piratas, pero sí como esquimales; no corrían como caballos, pero aullaban como lobos y no brincaban como canguros, pero lo hacían como liebres.
Esto puso muy felices a todos y acordaron nunca pensar mal de nadie si no lo conocen bien. Ahora que todos se reúnen a platicar de vez en cuando. Es por eso que hay noches en las que hace mucho calor y días que amanecen lloviendo. A veces hay lluvia bochornosa y, entre los rayos del Sol, se presenta el amigo que todos quieren pero muy rara vez nos visita.

¿Sabes de qué amigo hablamos?

miércoles, 19 de septiembre de 2018

Todos hace un año

¿De dónde viene su inspiración?
La mía, por lo pronto, me esquiva.
Hace un año, guardando respeto a las personas que me confiaron sus anécdotas, no escribí nada al respecto. Me refiero, por su puesto, a las experiencias que recogí del sismo.
En ese entonces, como ahora, me vi incapacitado para escribir cualquier cosa. Es decir, estas palabras no cuentan. Lo que a mi me interesa es escribir relatos. Relatos originales sin importar su extensión. Supuse que escuchar las perspectivas de mis contemporáneos me daría algo de combustible para iniciar la empresa. Pero lo que hallé fue dolor disfrazado de una incredulidad ante los hechos.

No recuerdo nada del terremoto que afectó la ciudad de México en septiembre del '85. Tenía apenas dos años cumplidos.
Vivíamos en la colonia Nueva Santa María y las memorias de mis padres me resultaban tan ajenas como cualquier otra hallada en extractos de periódicos de la época.
Esta vez todo fue diferente: Si bien no me encontraba en un lugar que sufriera grandes afectaciones (sin mencionar el edificio de Lindavista que colapsó unos 500 metros de donde me hallaba) sí recibí el golpe de realidad; la sacudida inicial; el frenesí derivado de la ignorancia -el simulacro apenas dos horas antes, no fue tomado en serio por muchos- el regreso a mi concentración; correr, los niños, las llaves del coche; ¿dónde me estacioné?; ¡Fuga de gas!; corre, luego tratas de llamar por teléfono; ¡LOS NIÑOS!
Esta sacudida -física y mental- me ayudó a poner las cosas en perspectiva. Un par de meses después ocurriría la ruptura familiar. Pero en ese momento, todo era unión.
Supuse que, como en el pasado sucedió con otros aspirantes a escritores, yo podría ser cronista de los hechos. Que lo sucedido no quedara simplemente opacado por el velo que el tiempo le pone encima.
Pero no tuve el temple necesario. El dolor de otros me llegó profundamente.
¿Cómo siquiera pensar en utilizar esa información para darle un empujón a mi añejo bloqueo de escritor?
Además, al deformarlo todo en una ficción plagada de licencias literarias (o sea, mentiras) no sólo insultaría lo que me habían confiado; sino que me convertiría de facto en un buitre.
Si a caso he de realizar una historia distorsionada por este filtro, que se trate de la mía.
Intentaré mañana nuevamente para retarme una vez más a escribir un cuento en diez minutos.
Bien. Si por azar llegara a ser conocido en el futuro, ese sería uno de mis secretos: escribir una historia en diez minutos.
Lo anterior no quiere decir que sea yo tan excelso en técnica, que apenas se consuma el tiempo, haya elaborado un relato en toda forma. Es la idea la que me interesa. Si en ese breve lapso consigo plantar la semilla; reparar la redacción y darle forma de la misma manera en que se cuida a uno de esos arbolitos minuatura (¿vieron Karate Kid 3?) es la parte sencilla.
Vuelvo mañana.
(No. Aún no estoy revisando mi redacción. Así que, sí, puede haber errores.)

domingo, 16 de septiembre de 2018

¿Desea iniciar Windows de manera normal?

¿Recuerdan eso? Ese mensaje en la pantalla al encender el equipo después de que una falla o desconexión inesperada lo apagara.
En mi lugar de trabajo, a pesar de lo frágil que es el sistema eléctrico y la cantidad de veces que sucumbe ante cualquier cambio de voltaje, no se ha invertido en reguladores para la mayoría de las computadoras.
Cada vez que veo esa pregunta me boto de risa. Primero por que, debido a lo simple que soy, imagino a la computadora haciéndome la pregunta: Literalmente, le otorgo voz y un par de ojos suspicaces formulándome la retórica interrogante. ¿Una compu con tal nivel de ironía? Es divertido.

Quién diablos no va a querer reiniciar normalmente, ¿cierto?
Bueno. Yo.

Sé que algunos de ustedes sepan que mi condición actual es... difícil de comentar.
Supongo que nos interesa mucho la opinión de otras personas, a pesar de que neguemos infinitas veces que es algo a considerar.
Personalmente, creo que he evitado el acercamiento de personas que pudieran ayudarme.
Lo hago ahora. Relataré con intenciones de ser breve:
Estoy divorciado.
Estuve casado durante ocho años y, en ese tiempo, tuve dos hijos.
La razón que llevó a mi ex pareja a tomar la decisión de no querer estar conmigo, me es ajena. Tengo una vaga idea, pero decidí evitarme ulteriores molestias y no estar con alguien que no quiso estar conmigo, a pesar no haber agotado todos los recursos que el apoyo familiar y hasta profesional ofrecían.
Probablemente me acerqué muy tarde a solicitar ayuda.
Han pasado nueve meses desde entonces. Cinco meses desde que puse mi firma en el papel que terminó la sociedad conyugal. Un trozo de papel legalizado por garabatos y sellos, ¿cierto?
Sin embargo dicho documento dejaba claras las reglas del juego respecto al modo en que se repartirían los tiempos con los niños. Desagradable tema. Lo sé.
Bien. En este tiempo he intentado retomar actividades que por mucho tiempo quedaron pendientes.
Me estoy procurando nuevas experiencias y entregando la mejor versión de mi que pueda ofrecer a mis hijos. Son pequeños y están en plena asimilación de la situación.

Tomen una pausa de la lectura para pensar un instante si a caso tuvieron la sospecha de que algo extraño estaba sucediendo conmigo. Dense una palmada en la espalda: tienen buen instinto.
Ahora se preguntarán por qué no lo externé tal cual y pedí ayuda. Bueno, eso es cosa mía.
Pero no he luchado solo. Mi familia y amigos más cercanos han estado conmigo desde que todo este trace empezó. Insisto en llamarlo "trance", por que quiero convencerme de que es una de tantas etapas que simplemente agotará su ciclo y podré al fin dedicarme a tantas otras cosas sin limitaciones.

Voy a utilizar este espacio por un tiempo para asegurarme que no voy perdiendo salud mental.
Actualmente, siento estar mostrando una faceta que puede no ser la más sincera y, considerando seriamente tomar terapia para no seguir contaminando a las personas que me quieren y han prestado sus oídos, pido que me disculpen.
No me han visto en realidad: A sabiendas de mis limitaciones sociales, he hecho un esfuerzo gigantesco para no quebrarme en todo momento. Uno de tantos alicientes es advertirme constantemente que hay personas enfrentando verdaderos problemas. Personas que conozco. Y que no soy nada especial.

Por ello intento ayudar en la medida de mis posibilidades. Ayudar a otros, para mi, es terapéutico. Algunos de ustedes saben que soy donador de sangre voluntario. Quiere decir que en un par de hospitales me tienen registrado y cada determinado tiempo me llaman para saber si estoy dispuesto. Nunca digo que no y, para el registro, nunca he sido rechazado. A excepción de una vez en que no pude auxiliar al hermano de una querida amiga por el tiempo que no logré hacerme. Eventualmente le pedí perdón y su hermano se recuperó. Pero siempre tuve esa espina. A la fecha me sigue incomodando. Y esa es una de las formas más representativas en que puedo pensar sobre cómo ayudo a otros.
En término generales pienso que mientras no le estorbe a la gente, ayudo bastante.

Estoy escribiendo esto con pocas intenciones de repasar mi redacción. Omitan los fallos más evidentes, como palabras repetidas o ideas sin concluir.

Recientemente hice algo que me hizo sentir muy expuesto. Lo he comentado con un par de personas y sus perspectivas me han ayudado a no darle máxima importancia.
No todo son malas noticias, claro. Gozo de buena salud y mis cercanos también. Los niños demuestran gran ánimo cuando están conmigo y pretendo hacer tanto con ellos en el tiempo que compartimos. Es impresionante lo rápido que pasa el tiempo en las personas cuando dejamos de frecuentarlas a diario.

Me gustaría saber qué opinión guardan sobre la terapia. Creo que he dejado pasar demasiado tiempo y simplemente debería hacerlo.
Espero que comprendan por qué no había dicho nada de esto antes y que me den la oportunidad de mejorar como persona. Es posible que alguno de ustedes sepa exactamente por qué estoy atravesando. Su consejo me interesa mucho. Tienen mi teléfono y, si no, tienen cómo contactarme.
Tal vez incluso ustedes estén pasando por un momento complicado. Tal vez pueda ayudar.

Clever girl

¡Jurassic Park es mi Star Wars! Esta es la frase que he utilizado no en pocas ocasiones cuando intento defender un punto desde el fanatismo....